UN NUEVO MODELO DE LIBRO DIGITAL

    Con la generalización del acceso a Internet en la sociedad occidental, en estas primeras décadas del siglo XXI han cambiado de forma sustancial los modelos de transmisión de la cultura vinculados tradicionalmente a publicaciones en papel. Aunque, frente a las perspectivas catastrofistas de los primeros años del siglo, ahora nadie piensa ya en la desaparición de los formatos físicos de libros y periódicos, no cabe duda de que los dispositivos digitales están ofreciendo nuevas posibilidades de lectura y de escritura que enriquecen el panorama heredado de nuestros padres.

    La conexión a la red ha favorecido, por ejemplo, una divulgación de la reflexión escrita individual sin precedentes. Incluso si dejamos a un lado la proliferación abrumadora y difícilmente valorable desde una perspectiva crítica de los mensajes de extensión limitada -muchos de los cuales, sin embargo, merecerían figurar en una antología de aforismos-, debemos dar la importancia que se merece al fenómeno digital de los blogs. Tanto por la intencionalidad de los textos que difunden como por su propia forma de escritura estas páginas digitales han de ser incluidas, por derecho propio, en el subgénero ensayístico más tradicional. De hecho, el propio periodismo de opinión, de tanta relevancia en el desarrollo del ensayo en la Etapa Disolvente, ha sido el principal protagonista del desarrollo y éxito de este modelo de comunicación digital.

    En el ámbito del formato estandarizado del libro, sin embargo, la evolución ha sido mucho menor. Podemos hablar, desde luego, del inmenso auge que han tenido las enciclopedias digitales y de la generalización del formato wiki como modelo de publicación colaborativa, abierta, anónima y global. Puede, incluso, que en el campo del acceso al conocimiento, este proceso deba considerarse el mayor avance educativo de nuestro tiempo. Pero por lo que respecta al libro tradicional, los recelos de los autores y, sobre todo, del mundo editorial han retrasado y limitado enormemente la creación de nuevos formatos de lo que podríamos llamar lectura compuesta, es decir, esa lectura culta que se realiza de forma continua en el discurso pero intermitente en el tiempo.

    En realidad, los formatos editoriales generalizados para este modelo de lectura han sido el pdf para ordenadores y el epub para lectores digitales. Esto quiere decir que se ha pretendido trasvasar el formato de siempre en papel al ámbito digital sin modificaciones significativas, actuando solo sobre el soporte. Pero nosotros consideramos que un formato moderno de libro digital debería aprovechar posibilidades que solo están al alcance de una difusión a través de la red. Esa creencia justifica muchas de las características particulares de esta Historia de la literatura europea y conviene, por lo tanto, que queden explicitadas.

    Como libro digital, nuestra web se presenta desde el primer momento como un corpus cerrado y organizado de antemano. No se trata, como en el caso de los blogs, de una serie continuada de breves ensayos ocasionales que se acumularían en el tiempo de forma más o menos improvisada de acuerdo con su tema o su fecha de publicación. Por el contrario, el mismo día de su aparición, en abril de 2013, el “índice” completo de nuestro libro, por decirlo así, ya estaba escrito, aunque todavía no lo estaba casi ninguna de sus páginas. Este planteamiento ha sido fundamental para el trabajo del autor y lo sigue siendo, pues implica que cada uno de los artículos que van apareciendo tiene una justificación previa en el hecho de que, desde el principio, se hallaba previsto en la estructura general del libro. Curiosamente, este modelo de edición puede presentar cierto parecido con la publicación de las novelas por entregas en la prensa del siglo XIX: la obra en su conjunto estaba más o menos completa en la mente del escritor desde el comienzo pero los lectores solo iban teniendo acceso a ella poco a poco. Esta comparación con el folletín todavía admite otra perspectiva pues en él, como aquí, el desarrollo del libro por parte del autor podía aprovecharse del conocimiento que éste iba teniendo de su recepción, siempre y cuando no se desvirtuase el punto de partida original. Esta es una de la características básicas de nuestro proyecto, al margen de que, en sí, un libro digital no tenga por qué ir apareciendo necesariamente de forma fragmentaria.

    La estructura básica previa de la que venimos hablando son las Antologías, de las cuales parte casi todo el resto del trabajo de edición. En esas antologías se halla condensado todo el proceso de reflexión, conceptualización, selección y organización previo a la primera página publicada y todas las que han venido detrás y todas las que vean la luz en adelante estarán exigidas, justificadas y condicionadas por ellas. En este sentido, nuestro libro digital está ya concebido por completo pero solo publicado en parte, desde el principio. En todo caso, también hay dos secciones, “Varia” y “Curiosidades”, que funcionan como contenedores de “post” a la manera de un blog. En ellas no rige otra norma que el capricho del autor y la vinculación del tema con la idea general del libro.

   Otros aspecto fundamental de un libro digital, tal y como aquí está concebido, es el proceso de entrelazado. Se trata de un método de presentación de la información, adoptado de las enciclopedias digitales, que aporta a la lectura una riqueza de posibilidades de la que la una edición en papel carecería forzosamente. Los vínculos entre las distintas secciones y páginas de este libro son constantes y permiten ampliar la lectura y pasar de un ámbito del conocimiento a otro con el que se halla interrelacionado con una gran facilidad.

    Para terminar, habremos de aludir también al carácter abierto de una edición de este tipo. Por un lado, el autor puede mantener un contacto directo con el lector a través de una cuenta de correo electrónico que le permite conocer de primera mano las apreciaciones de los lectores y le puede guiar en su trabajo. Pero, al fin y al cabo, este sistema no es muy diferente de la correspondencia postal a través de la editorial en una edición tradicional. La verdadera apertura del libro electónico consiste en que sus páginas no son definitivas a todos los efectos, como sucede en un libro de papel, en el que errores, inexactitudes y, en general, todas las apreciaciones del autor quedan fijadas de forma irrevesible si no hay una segunda edición revisada o hasta esa revisión, en su caso. Esta Historia de la literatura europea, por el contrario, puede ser enmendada en cualquier momento en que se detecte un error e incluso rectificada o modificada si el autor varía su forma de interpretar o de valorar un autor, una época o cualquier otro aspecto del libro.

    Esto, que en su justa medida puede ser una de las más grandes ventajas de un libro digital, puede convertirse también en uno de sus mayores peligros, pues la modificación de partes esenciales de la estructura atentaría contra esa esencia de “libro definitivo” a la que hemos aludido al principio. El lector quedaría indefenso ante bruscos o significativos cambios de opinión del autor o ante una tergiversación de la idea original. Por ello, por lo que a este libro digital respecta, el autor se compromete a no modificar ese “guión” original previo fijado en las antologías y, en el caso de creerse en la obligación de hacerlo, a informar de ello en la página principal, incluyendo la correspondiente justificación. [E.G.]