ENCICLOPEDIA: LA SISTEMATIZACIÓN DEL SABER

 

    Aunque en su origen el término “enciclopedia” remite a un proyecto editorial muy concreto y, más específicamente, a su concepción del conocimiento, en la actualidad se ha generalizado como denominación de un subgénero literario especulativo: la recopilación organizada de grandes cantidades de información objetiva sobre cualquiera de los aspectos de la realidad. Así, es una “enciclopedia” la Enciclopedia francesa de Diderot del siglo XVIII, de donde procede el término, pero lo es también la Wikipedia digital de estos comienzos del siglo XXI y del mismo modo podemos permitirnos usar ese término para las visigóticas Etimologías latinas de San Isidoro o para el Speculum Maius de Vicente de Beauvais del siglo XIII.

    Ni siquiera debemos considerar el subgénero de la enciclopedia, en su sentido más amplio, como algo específico de nuestra cultura. Cualquier civilización que cuente con una producción escrita desarrollada ha elaborado sistemas de organización de sus conocimientos para facilitar su transmisión a generaciones posteriores. Por eso puede hablarse también de “enciclopedias” en muchas otras culturas no occidentales como Mesopotamia, el Egipto faraónico, la India del siglo VI, el Islam de las Hermanos de la Pureza o la China de la dinastía Ming. Los rasgos básicos de estas recopilaciones son esencialmente los mismos: la realidad –física y espiritual- tal y como la percibe esa cultura es clasificada y sistematizada por sus “sabios” reuniendo la mayor cantidad de información posible. La presentación final se organiza de distintas formas pero siempre con un objetivo básico, facilitar su consulta. En la actualidad, el sistema más habitual es el alfabético pero en las enciclopedias antiguas lo normal era la presentación en grandes bloques organizados según la importancia relativa de cada uno de ellos de acuerdo con la percepción del mundo de esa cultura. Otro de los rasgos característicos de este subgénero es el esfuerzo por relacionar esos conocimientos entre sí. Este proceso, que antes debía hacerse de forma explícita en el propio discurso, en las enciclopedias digitales se realiza mediante hipervínculos que enlazan directamente unos lemas con otros.

    Las enciclopedias se redactan en un estilo ensayístico que procura reducir al mínimo la subjetividad del redactor: no se trata de dar una opinión acerca de la realidad sino de proporcionar información relevante sobre ella. A la hora de la verdad, ese prurito de objetividad no deja de ser teórico ya que de por sí el mundo real es inabarcable y, por lo tanto, una de las principales tareas del enciclopedista consiste en seleccionar, priorizar y ampliar lo que considera más digno de atención y descartar o minimizar lo secundario. En este sentido, cualquier enciclopedia responde a la visión subjetiva y parcial de sus redactores. En todo caso, ese prejuicio de objetividad convierte estos textos en elementos educativos básicos de cualquier cultura.

    Recordemos, como ejemplos, las dos enciclopedias más importantes de la historia de la cultura europea, las Etimologías de San Isidoro y la Enciclopedia de Diderot. El obispo visigodo organiza los primeros siete libros de su obra de la siguiente manera: Trivium, Quadrivium, Medicina, Derecho, Iglesia y Teología. La disposición, por supuesto, no es aleatoria. Estos siete libros van al principio porque responden a una visión general de toda la realidad existente, a la que el estudioso solo puede acceder a través de un estudio organizado de acuerdo con la tradición (Trivium + Quadrivium), las disciplinas liberales más elevadas y, en la cima del saber, la Teología. Solo después podrá entender el erudito la auténtica realidad del mundo. La organización misma de la obra, responde, por lo tanto, a una visión preconcebida muy precisa del universo y no es de extrañar que su influencia, en un medio cultural de tradición teocéntrica como la Europa de la Alta Edad Media, resultara tan profunda y duradera.

    Algo similar sucedió con la Enciclopedia de los ilustrados franceses del siglo XVIII. Si su publicación y difusión fue sistemáticamente dificultada y perseguida por las autoridades europeas de la época no fue solo por los contenidos concretos de sus artículos, sino, sobre todo, porque su punto de partida, racional, agnóstico y materialista, ofrecía una interpretación de la realidad que prescindía, y en ocasiones rechazaba, la visión del mundo establecida y ofrecía una alternativa nueva y peligrosa. En este caso, de acuerdo con el orden alfabético utilizado, cualquiera de los lemas que habían sido seleccionados por los autores podía servir de plataforma para la exposición de las nuevas ideas, las cuales, a su vez, ya habían condicionado de antemano la elección de esa palabra en concreto. Así, el tomo III de la Enciclopedia recoge entre sus lemas la palabra “Conquête”, artículo escrito por el principal redactor de la obra, el Chevalier de Joncourt, que aprovecha para redactar un ensayo contra el uso injusto de la guerra como instrumento de dominación, con una toma de partido, por ejemplo, contra la esclavitud, nítida y contundente: “il est contre la nature de la chose que cette servitude soit éternelle; il faut que le peuple esclave puisse devenir sujet”. Y esa no es sino una opinión entre muchas otras en una palabra entre miles.

    En la actualidad, el género enciclopédico está representado sobre todo por el magno proyecto de Wikipedia, caracterizado por ser digital, colectivo, abierto y gratuito. En principio, Wikipedia se presenta como un diccionario enciclopédico multilingüe organizado alfabéticamente. Sin embargo, la inabarcable cantidad de los conocimientos reunidos en sus páginas y el hecho de que cualquiera pueda escribir y modificar un artículo, dota al proyecto de unas características especiales y novedosas. Por un lado, no hay una orientación definida ni en los contenidos desarrollados ni en los puntos de vista utilizados para su selección puesto que ambos son tan numerosos como los redactores que colaboran. Por otro, el hecho de que, en teoría, carezca de redactores de prestigio, aunque no suele disminuir la calidad de los artículos, condiciona su capacidad de influencia sobre la sociedad. Wikipedia, como todo internet en general, es, desde luego, una gigantesca fuente de información, pero no una perspectiva crítica para interpretar el mundo, como sus antecesoras. [E. G.]