1907 : RUDYARD KIPLING - PUCK DE LA COLINA DE POOK

 

I: RUDYARD KIPLING

    Rudyard Kipling nació en 1865 en la ciudad hindú de Bombay, pocos años antes de que, en 1877, la reina Victoria se coronara como emperatriz de la India. Su padre, un afamado profesor de arte afincado en la colonia, envió a su hijo con solo seis años, a un internado en el sur de Inglaterra y el futuro escritor hubo de crecer alejado de su familia hasta que su madre regresa de la India y lo lleva a vivir con ella. Sin embargo, al final de su adolescencia y carente de dinero para continuar sus estudios en Oxford, Rudyard recurre a su padre para que le consiga un empleo en Lahore, en la actual Pakistán, donde empieza a trabajar como periodista en 1882, con solo 17 años.

    Sus primeros cuentos, casi 40, aparecieron en la Gaceta Civil y Militar de Lahore antes de ser incluidos en una colección de relatos, los Cuentos de las colinas, publicados en Calcuta en 1888. El éxito de esta obra permitió a Kipling continuar escribiendo y conseguir el dinero necesario para regresar a Inglaterra al año siguiente. Para entonces ya gozaba de cierta fama en Londres, lo que le permitió publicar su primera novela, La luz que se apaga.

    En 1892, con 26 años, contrajo matrimonio y se trasladó a vivir a Vermont, en los Estados Unidos. Allí escribió algunas de sus novelas de más éxito como El Libro de la selva y Capitanes intrépidos, así como varios poemas famosos como “Gunga Din”. De este modo, cuando en 1896 regresa a Gran Bretaña, se había convertido ya en un escritor de inmenso prestigio y cuando en 1898, viaja a Sudáfrica lo hace ya con la reputación de ser el poeta del Imperio. No es de extrañar, por lo tanto, que, de vuelta a la metrópoli, Kipling se convierta en un gran defensor de los británicos en la guerra contra los Bóer.

    En 1901 comienza a escribir otra de sus grandes obras, Kim, que se publicará al año siguiente, y en 1906 una colección de cuentos infantiles sobre la historia de Inglaterra que reúne en Puck de la colina de Pook. De 1910 es su libro Duendes y hadas, continuación del anterior, con su poema más famoso, “If”. Para entonces Kipling, que había rechazado las más altas distinciones honoríficas inglesas e incluso el título de Poeta Laureado, había aceptado, sin embargo, en 1907 el Premio Nobel de Literatura, pese al revuelo que la elección suscitó entre la intelectualidad más progresista de su país.

    En su vida familiar, Kipling había padecido una primera gran desgracia al morir su hija mayor, Josephine, en 1899 pero, apenas estallada la Primera Guerra Mundial, sufrió igualmente la pérdida de su único hijo varón, fallecido en el frente con tan solo 18 años. Pese a todo, Kipling siguió escribiendo y de 1915 es, precisamente, Mary Postgate, considerado uno de los mejores cuentos de toda su producción. Desde el final de la guerra y hasta su muerte, siguió viajando con su mujer por todo el mundo hasta que una hemorragia interna acabó con su vida a principios de 1936. Yace en el Poet’s Corner de la Abadía de Westminster.

 

II: PUCK OF THE POOK’S HILLS

    No hay nacionalismo sin educación pública infantil, uno de cuyos pilares ha sido la lectura, vinculada a la alfabetización. En sus orígenes decimonónicos, las recopilaciones de relatos populares, que pronto derivaron en colecciones de cuentos infantiles, pretendían recoger la tradición “nacional”, pero estas narraciones no eran en sí nacionalistas, o solo lo eran en la medida en que los propios recopiladores adoptaban sus versiones a lo que consideraban más propio de la “nación”. Luego, el profundo proceso de alfabetización de las sociedades europeas de las últimas décadas del XIX fue de la mano de la redacción de narraciones infantiles vinculadas a ese gran proceso educativo impulsado desde los gobiernos nacionales. De ahí que los libros de lectura escolares escritos por grandes escritores, como los de Collodi en Italia o Heidenstam en Suecia, formen parte de un proceso europeo general.

    En este contexto escribe y publica Kipling durante la primera década del siglo XX Puck de la colina de Pook, en el que el duende juguetón de la comedia de Shakespeare pone a disposición de dos niños ingleses, Dan y Una, un atractivo repertorio de la historia antigua de Inglaterra para su aprendizaje, su asombro y su entretenimiento.

    El protagonista de esta colección de relatos y poemas es lo que el propio duendecillo llama la Vieja Inglaterra, representada por él mismo, anterior incluso a Stonehenge y que ha vivido, y por lo tanto puede dar fe de ellos, los vaivenes históricos de su país. Este punto de partida es el más significativo de los elementos ideológicos de la obra: Puck, que representa a Inglaterra, es anterior, contemporáneo y superviviente de todas las épocas que va a dar a conocer a los niños. Los dioses, los hombres, los reyes, las leyes, vienen y van, duran un tiempo, con más o menos éxito, y desaparecen. Puck, la Vieja Inglaterra, perdura, previa a sus primeros pobladores y presumiblemente eterna.

    En ese esquema se insertan las diferentes narraciones del libro, que pueden agruparse en tres bloques: la conquista normanda, la colonización romana y la Reforma. Sin seguir un criterio cronológico, Kipling informa a sus jóvenes lectores de la asimilación de los normandos, de la impronta romana en la isla, de los disturbios religiosos del XVI. Enriquecida por la majestuosa sonoridad de sus poemas -Kipling fue también un poeta espléndido-, el lector asiste a la fabulosa afirmación de ese mundo compacto y duradero que es Inglaterra, una cadena eterna de la que los protagonistas forman, por ahora, el eslabón extremo.

    Kipling escribió este libro en el apogeo de su éxito literario, cuando su fama estaba ligada, gracias Kim y a El libro de la selva, a los exóticos dominios del Imperio Británico en la India. Aquí parece evitar de forma consciente esa temática y ni el ámbito geográfico va mucho más allá de Gran Bretaña ni el histórico llega más acá de ese Shakespeare al que interpretan los niños al inicio del relato. Sin entrar en la existencia de una segunda parte, Rewards and Fairies, de 1910, en este primer volumen, Inglaterra es un mundo de leyendas, de una mitología compartida, de una herencia telúrica vinculada al peso de la tierra, a la forma de las colinas y a la permanencia de sus árboles -el Roble, el Fresno y el Espino-.

    Puck de la colina de Pook fue publicado en 1906 y sus protagonistas, aunque niños, habían dejado atrás ya los 6 años. Así pues, no resulta descabellado imaginar a Dan, solo una década después, combatiendo en  Flandes  contra los alemanes. ¿Recordaría entonces, en el barro de la trinchera, estos épicos relatos de nobles caballeros de su infancia? ¿Como el propio Kipling en esas mismas fechas, qué sentiría Una cuando, semanas después, recibiera la carta en la que le informaban de la muerte de su hermano Dan, gaseado en Ypres por la gloria por Inglaterra? [E. G.]