CÉSAR DOMÍNGUEZ (ed.): LITERATURA EUROPEA COMPARADA

 

    César Domínguez (ed.): Literatura europea comparada, Arco/Libros, Madrid, 2013.

 

    Este pequeño e interesante volumen está formado por un total de quince artículos de diversos y renombrados especialistas en literatura comparada, reunidos por el profesor César Domínguez, de la Universidade de Santiago de Compostela, más una Introducción y una Bibliografía a cargo del propio compilador. A su vez, esos quince artículos están agrupados en tres grandes bloques temáticos, de acuerdo con este índice:    

 

I: ORIENTACIONES METODOLÓGICAS

Roberto Dainotto: Repúblicas de las Letras. ¿Qué es la literatura?

John Neubauer: La idea de Europa: ¿pisando terreno nativo?

Mario Domenichelli: Europa, identidades nacionales, identidad europea y literaturas comparadas.

Rey Chow: La cuestión antigua/nueva de la comparación en los Estudios literarios: una perspectiva posteuropea.

Manfred Schmeling: ¿Es deseable una literatura mundial? Progreso y calma en la consciencia cultural moderna.

 

II: EUROPA EN SUS ESPACIOS LITERARIOS: SEIS EJEMPLOS

Robert R. Edwards: La sombra del imperio. La historia de la literatura medieval en una nueva Europa.

Karlheinz Stierle: La novela, una dimensión de la Europa literaria.

Darío Villanueva: Tres teorías, tres realismos: Zola, Galdós, James.

Theo D´haen: Cartografiando el modernismo: ganando con la traducción. Martinus Nijhoff y T. S. Eliot.

Ivo Pospíšil: El centrismo interliterario mediterráneo y la literatura rusa.

Robert Fraser: Mapas mentales: fronteras, migración y mito.

 

III: HACIA UNA NUEVA DIDÁCTICA DE LA LITERATURA EUROPEA

Franca Sinopoli: Perspectivas crítico-historiográficas para una didáctica de la literatura europea.

Marcel Cornis-Pope: Replanteando la “nueva Europa” desde los márgenes: la historia literaria regional, sus ambiciones y desafíos.

Lieven D´hulst: La traducción y su papel en las literaturas europea: algunas preguntas y respuestas.

Yasemin Soysal: La localización de la identidad europea en la educación.

                                                          

    Ninguno de estos quince artículos es inédito. La edición consiste en la selección de un corpus de textos significativos recientemente publicados, su traducción al castellano y su divulgación conjunta en el ámbito hispánico de acuerdo con los criterios del compilador. Cabe subrayar que los artículos seleccionados convocan a una nómina selecta y variada de comparatistas de múltiples nacionalidades, cuatro estadounidenses –uno de origen chino, otro de origen húngaro y otro de origen rumano- tres italianos, dos alemanes, dos belgas, dos ingleses –uno de origen turco-, uno checo y otro español, y centros de estudio en Estados Unidos (Duke, Pennsylvania y Virginia), Italia (Florencia y Roma), Alemania (el Sarre y Constanza), Reino Unido (Essex y Open University) Holanda (Amsterdam), España (Santiago), Bélgica (Lovaina) y la República Checa (Masarikova Univerzita). Frente a esta atractiva diversidad, resulta significativa, en sentido contrario, la clara predominancia del inglés como lengua original de los artículos: inglés (9), italiano (2), alemán (1), castellano (1), checo (1) y francés (1). Este dato, aunque anecdótico por inintencionado, deja en evidencia la pujanza del inglés como lengua predominante de cultura en Occidente incluso en ámbitos como el de la filología donde hasta hace poco todavía competía con otras. En este caso, el único artículo originalmente en francés, por ejemplo, pertenece a un especialista alemán.

    No es este lugar para entrar en el análisis o comentario de cada uno de los artículos que componen este volumen pero llamaremos la atención sobre algunos que muestran una especial relación con algunas de las ideas que en estas páginas nos interesan. Destacamos en este sentido, la introducción del propio compilador, con puntos de partida tan fundamentales como “tan necesaria es la provincialización de Europa hacia el exterior [...] como hacia el interior”, p. 23, o su insistencia en la importancia de la cultura para la integración europea. También son especialmente recomendables el breve artículo de Mario Domenichelli sobre las conflictivas relaciones entre las identidades nacionales de Europa y la identidad europea, a partir de un enunciado tan conflictivo como elemental: “la literatura italiana es una de las ramificaciones de la literatura europea, de la tradición literaria europea”, p. 135, y el de Theo D´haen, que aporta un ejemplo muy significativo sobre la importancia de los procesos de traducción en el desarrollo de una literatura común a toda Europa, incluso en pleno siglo XX.

    Para terminar, anotemos que de los dos adjetivos que acompañan a la palabra literatura en el título del libro, el punto de partida de esta compilación de artículos es “comparada”. Todos los especialistas aquí reunidos son profesores de literatura comparada en sus respectivas universidades y esa es la perspectiva desde la que plantean su acercamiento al otro término, mucho menos habitual en los estudios literarios: “europea”. De hecho, de forma muy coherente, los cinco primeros estudios reflexionan sobre las relaciones entre estos conceptos. Compartimos sin demasiados problemas ideas acerca de qué es la “literatura” y en qué consiste la “literatura comparada” pero ¿qué es “Europa”? y, sobre todo, ¿qué deberíamos entender por “literatura europea”?

    El problema, en nuestra opinión, se plantea así: desde el siglo XVIII y, sobre todo, desde Goethe hemos aceptado la existencia de la “literatura universal” como una manifestación artística general del ser humano y a lo largo del XIX el desarrollo del comparatismo lingüístico a nivel “universal” –entre el sáncrito y el gaélico, por ejemplo- llevó a la comparación de sus literaturas, de modo que el concepto de “literatura comparada” se originó con una perspectiva universalista. Al mismo tiempo, durante todo el siglo XIX mientras que el tradicional eurocentrismo de nuestra cultura por un lado tendió a entender “literatura universal” como “literatura europea y otras”, el propio concepto de “europeo” se fue compartimentando bajo la presión de los nacionalismos. Esto llevó, en el caso de la filología, al desarrollo y la hipertrofia de las “literaturas nacionales”, sobre todo de aquellas que buscaban identificar lengua y nación, como la literatura francesa o la italiana.

    Solo ahora, a principios del siglo XXI, cuando el lugar de Europa en el mundo se ha reducido a su justa expresión “provinciana”, igual que aquí nos hemos replanteado la cuestión de una “literatura europea” ajustada a esta nueva relación entre las diversas culturas mundiales, en estudios de literatura comparada como los que aquí se han reunido se concreta la necesidad de ajustar también su perspectiva “europea” a esta nueva realidad. [E. G.]