LA ROCHEFOUCAULD: EL AFORISMO COMO GÉNERO LITERARIO

    Francisco VI, duque de La Rochefoucauld nació en París en 1613 y como todos los primogénitos de la Casa de Rochefoucauld, se llamó Francisco en honor a Francisco I. Desde su nacimiento, ya era Príncipe de Marcillac en tanto que heredero del duque de La Rochefoucauld. Desde los 16 años, sirvió en el ejército con el grado de maestre de campo de su propio regimiento, ascendiendo hasta la dignidad de mariscal de campo en 1649. Al mismo tiempo ya desde su juventud frecuentó el entorno de la reina Ana de Austria, mujer de Luis XIII, y de la duquesa de Chevreuse, colaborando en numerosas intrigas infructuosas contra el cardenal Richelieu. Esta participación en la política palaciega le condujo al destierro en varias ocasiones e incluso, en 1637, fue encerrado en la Bastilla durante ocho días.

    En 1642, tras la muerte de Richelieu, La Rochefoucauld, amante de la duquesa de Longueville, hermana del príncipe de Condé, jugó un importante papel en la reconciliación de la Reina con la alta nobleza de Francia. Sin embargo, poco a poco, la creciente influencia de Mazarino le inclinó hacia los ideales de la Fronda, en la que intervino de forma muy activa, llegando a ostentar uno de los principales grados del ejército rebelde.

    Tras la muerte de su padre, en 1650 participó, ya como duque, en diversas acciones de la denominada Fronda de los príncipes pero fue herido en la cabeza y se llegó a temer por la pérdida de su vista. Así, durante un tiempo permaneció retirado de la Corte, a la que solo regresó después del fallecimiento de Mazarino en 1661. Esos años de retiro los ocupó escribiendo sus Memorias, que causaron un tremendo revuelo al salir a la luz sin su autorización en 1662, hasta el punto de verse obligado a publicar su propia edición revisada en 1665. Este mismo año publicó también sus Reflexiones o sentencias y máximas morales.

    A partir de entonces se limitó a llevar una existencia mundana frecuentando asiduamente la Corte y los salones literarios parisinos. De entonces data su amistad con Madame de La Fayette, escritora de fama en la corte, autora de la novela La princesa de Clèves. Igualmente, mantuvo un círculo de amigos fervientes y fue reconocido ya en vida y hasta el fin de sus días, en 1680, como un moralista y escritor de gran valía, claro y conciso, perfecto conocedor de la aristocracia francesa del siglo XVII. Las Máximas, su obra más conocida en la actualidad, son una colección de aforismos morales en los que el autor denuncia todas las apariencias de virtud. Se sucedieron varias ediciones de esta obra antes de la muerte del autor, revisadas por él mismo, si bien la definitiva, con setecientas máximas, no apareció hasta 1817.

 

PRINCIPALES OBRAS

    Máximas: reflexiones o sentencias y máximas morales.

    Memorias.