LAS 100 MEJORES POESÍAS DE LA LÍRICA EUROPEA

SONETO EN -YX de STEPHAN MALLARMÉ

 

     I – TEXTO: https://fr.wikipedia.org/wiki/Sonnet_en_X

 

Ses purs ongles très haut dédiant leur onyx,

L'Angoisse, ce minuit, soutient, lampadophore,

Maint rêve vespéral brûlé par le Phénix

Que ne recueille pas de cinéraire amphore

 

Sur les crédences, au salon vide : nul ptyx

Aboli bibelot d'inanité sonore,

(Car le Maître est allé puiser des pleurs au Styx

Avec ce seul objet dont le Néant s'honore.)

 

Mais proche la croisée au nord vacante, un or

Agonise selon peut-être le décor

Des licornes ruant du feu contre une nixe,

 

Elle, défunte nue en le miroir, encor

Que, dans l'oubli fermé par le cadre, se fixe

De scintillations sitôt le septuor.

 

 

SONETO EN -IX

 

El de sus puras uñas ónix, alto en ofrenda,

La Angustia, es medianoche, levanta, lampadóforo,

Mucho vesperal sueño quemado por el Fénix

Que ninguna recoge ánfora cineraria:

Salón sin nadie ni en las credencias conca alguna,

Espiral espirada de inanidad sonora

(El Maestro se ha ido, llanto en la Estigia capta

con ese solo objeto nobleza de la Nada).

Mas cerca la ventana vacante al norte, un oro

Agoniza según tal vez rijosa fábula

De ninfa alanceada por llamas de unicornios

Y ella apenas difunta desnuda en el espejo

Que ya en las nulidades que claüsura el marco

Del centellar se fija súbito el septimino.

Trad. Octavio Paz.

 

     II – COMENTARIO: Pertenezco a la última generación de españoles que tuvo la suerte de estudiar francés como lengua extranjera. Hoy me doy cuenta de que a las múltiples ventajas de conocer el idioma de Montaigne, Molière y Camus debo añadir otra de la que no fui consciente en su momento: la imposibilidad de entender la letra de las canciones de mi juventud, todas inglesas. Hoy sé que, en cierto modo, eso es un privilegio, pues para mí el Money for Nothing de los Dire Straits, Message in a bottle de The Police o Breakfast in America de Supertramp siguen siendo solo músicas maravillosas sin letra.

    Recuerdo esto porque en no pocas ocasiones a lo largo de la historia de la literatura europea para determinado tipo de poetas como Góngora o los surrealistas e incluso de dramaturgos como Ionesco y Beckett la transmisión de un significado a través de las palabras no es el aspecto más relevante de su escritura; en su búsqueda creativa les interesan más los aspectos fónicos del texto, el mero sonido de las palabras y su disposición en el texto, la oscuridad del sentido e incluso la inanidad del contenido. Parece que entendieran el significado de la palabra como una limitación, por su pobreza, por su obviedad, por su rutina o su presuposición. Y, así, el escritor crea contra ese significado, sorteando o ninguneándolo.

     A este contexto de creación lírica que privilegia el elemento fónico del poema pertenece este famoso soneto del francés Stephan Mallarmé. Y por eso deberíamos acercarnos a este texto como quien valora la consecución de un récord deportivo: el poeta se enfrenta a una dura dificultad creativa y la supera con esfuerzo y acierto. La poesía como competición lingüística, un deporte literario. De hecho, escribir un soneto a mediados del siglo XIX podía ser considerado en determinados círculos literarios europeos poco más que una niñería: venía haciéndose desde hacía más de 300 años. Una composición de este tipo podía justificarse, sin embargo, si le le añadía una dificultad novedosa: una rima imposible, por ejemplo, y, además, por partida doble. Un soneto normal suele usar cuatro rimas, dos en los cuartetos y otros dos en los tercetos. Mallarmé va a utilizar solo dos, y una de ellas, la más difícil de toda la lengua francesa, en -yx. Más aún, para demostrar su maestría -y porque hacerlo de otra forma es imposible- va a jugar con las rimas masculina / femenina, contraponiéndolas en cuartetos y tercetos (-yx/-yxe // -ore/-or).

    De todos modos, la elección por parte del poeta de una rima tan sofisticada como la que inaugura la palabra “onyx” no es casual ni aleatoria. Acaso haya otras terminaciones en francés tan raras como esta pero ninguna tan apropiada para un poeta que se precie de la época de Mallarmé. La terminación -yx exige la búsqueda, para el resto de las rimas, de un vocabulario excepcionalmente culto, en casi todas las ocasiones de origen griego. Este voluntario y riguroso condicionamiento vincula este poema a un contexto creativo cercano al Parnasianismo francés de mediados del siglo XIX, y a un poeta muy concreto, Baudelaire, al que parece evidente que se alude con la palabra “Maître” -Maestro- en el verso 7, justo en el centro del poema. Recuérdese que Baudelaire murió en 1866 y que la primera versión de este poema es de 1868. Resulta lógico, por lo tanto, que el texto sea no solo difícil y complejo sino también culto y lujoso. Es una magnífica demostración de la elevada lengua poética de los parnasianistas y de la superioridad cultural y artística de la que se vanagloriaban, frente a la vulgaridad burguesa, estos escritores. De ahí también la complejísima estructura sintáctica de la frase, las oscuras alusiones mitológicas de algunos versos y el resto del vocabulario culterano que aparece en otros lugares del poema que no están forzados, como las palabras en -yx, por la estructura métrica.

    Pero de nuevo es esa rima lo que lleva a Mallarmé a utilizar el vocablo más llamativo de todo su poema, el hápax “ptix”. Los comentaristas modernos insisten en que ese término designa en griego a un tipo concreto de conchas marinas. Se trataría por lo tanto, de una palabra rarísima pero dotada de un significado “apropiado” a la ocasión. Sin embargo, esos críticos olvidan que el propio Mallarmé mostró interés por asegurarse de que ese témino no existía en lengua alguna. Estas son sus propias palabras: “Concertez-vous pour m’envoyer le sens réel du mot ptyx ou m’assurer qu’il n’existe dans aucune langue, ce que je préférerais de beaucoup afin de me donner le charme de le créer par la magie de la rime”. Así pues, la utilizaba convencido de que acababa de inventársela: solo era sonidos que exigía su rima.

    Ese atrevimiento, crear un vocablo de la nada para dar forma sonora a tu poema, es el mayor logro del poeta y justifica a Mallarmé en esta Antología. Como lector, no siento ningún aprecio por los escritores que parecen tener poco que decir pero “suenan” bien. Pero como antólogo me siento obligado a recoger, comentar y valorar lo que puede ser más interesante y de mayor influencia en la historia de la literatura europea. La apuesta de Mallarmé por una lírica que se construye más allá del significado de sus palabras, que da prioridad a los sonidos del poema e incluso crea solo con ellos, es una apuesta radical y valerosa, con una gran proyección en el arte del siglo XX. Toda la Vanguardia de principios del siglo XX está prefigurada en este soneto. [E. G.]