LAS 100 MEJORES POESÍAS DE LA LÍRICA EUROPEA

LA FLAUTA DE LAS VÉRTEBRAS de VLADÍMIR MAIAKOVSKI

 

     I- TEXTO : https://www.culture.ru/poems/19988/fleita-pozvonochnik-poema

 

     ФЛЕЙТА-ПОЗВОНОЧНИК - Пролог

 

   За всех вас,

которые нравились или нравятся,

хранимых иконами у души в пещере,

как чашу вина в застольной здравице,

подъемлю стихами наполненный череп.

 

   Все чаще думаю —

не поставить ли лучше

точку пули в своем конце.

Сегодня я

на всякий случай

даю прощальный концерт.

 

   Память!

Собери у мозга в зале

любимых неисчерпаемые очереди.

Смех из глаз в глаза лей.

Былыми свадьбами ночь ряди.

Из тела в тело веселье лейте.

Пусть не забудется ночь никем.

Я сегодня буду играть на флейте.

На собственном позвоночнике.

 

 

 

   Por todas vosotras

a quienes uno ama y ama

icono al abrigo en la gruta del alma,

como copa de vino en mesa de festín,

levanto mi cráneo lleno de poemas.

 

   A menudo me digo:

y si dirigiera

la punta de una bala hacia mi propio fin…

Hoy

por casualidad

doy mi concierto de despedida.

 

   ¡Memoria!

Reúne en la sala de mi mente

las innumerables pilas de seres queridos.

Haz que la risa se transmita de ojo en ojo.

¡Que la noche se vista de bodas pasadas!

Danos la alegría de cuerpos y cuerpos.

Que nadie pueda olvidar esta noche.

Hoy tocaré la flauta

en mi propia columna vertebral.

Trad.: Federico Gorbea.

 

 

     II - COMENTARIO: El poeta transfigurado en una flauta hecha de vértebras, a través de la cual hace sonar sus poemas para entretener al auditorio. La imagen puede resultar extravagante, y un punto desagradable incluso, pero no cabe negar su originalidad, su fuerza y su inopinado acierto. De acuerdo con esta metáfora de cuño tan típicamente vanguardista, la poesía se nos aparece exactamente descarnada, material tan solo, carente de cualquier fundamento espiritual; nada más que un soplo de aire modulado que brota de las entrañas del poeta. Este se limita a ponerla a disposición de quienes le escuchan, esas mujeres “a quienes uno ama y ama”. Eso es lo que el líder de los futuristas rusos, el joven Maiakovski, a sus apenas 22 años, en plena Gran Guerra, ofrece a sus amigos, a su adorada Lilia Brik, sobre todo, a la que acaba de conocer en ese verano de 1915: el eco de su flauta de vértebras, junto con un “cráneo lleno de poemas”, él mismo.

     En la poesía vanguardista europea la metáfora lo es casi todo y en este caso, aunque en los versos posteriores del poema la temática que va a ocupar al escritor nada tiene que ver con este arranque, la imagen poderosa que da forma al “Prólogo” que aquí hemos seleccionado para nuestra Antología acaba apoderándose de toda la composición, ya que ese tono violento y efectista, esas imágenes poéticas sorprendentes y turbadoras, van a convertirse en el elemento esencial del más famoso y controvertido de los poetas rusos de su tiempo.

     La flauta de las vértebras es un largo poema en el que otras tres partes más siguen a estos versos. El conjunto fue compuesto en la ciudad de Petersburgo por el escritor vanguardista Vladímir Maiakovski durante el mismo verano en el que conoció a Lilia, mujer casada dos años mayor que él, con la que mantendrá una intensa relación a lo largo de toda su vida y que será referente una y otra vez de sus versos. Solo hemos seleccionado los versos iniciales del libro, pero ya podemos leer en ellos con claridad la profesión de fe poética del autor, tal y como la concretará un poco más adelante adelante con un nuevo acierto plástico: “tallar gritos para volverlos versos”. La continuación del poema, en la que el joven poeta vanguardista mezcla su amor apasionado, brutal y desgraciado con los ecos del conflicto armado europeo y un violento alegato contra Dios, apenas tiene que ver, sin embargo, con estos versos iniciales, de carácter mucho más literario y retórico.

     En ellos, al margen de lo que el autor nos tenga que decir en concreto, queda claro que será algo que Maiakovski va a arrancar de lo más profundo de su alma -aunque este término aquí no tenga mucha razón de ser- y que nos lo va a arrojar a la cara con toda su violencia. En realidad, desde el punto de vista de la historia de la literatura europea, la emotividad poderosa del poema va en contra de la presunta predilección por el arte racionalista y despojado de sentimentalidad, reacio al humanismo, que caracterizaba a la Vanguardia europea de la segunda década del siglo XX, y más en concreto al Futurismo, cuyas proclamas teóricas hizo famoso, fuera de Rusia, el magisterio estético del italiano Filippo Marinetti. Sin embargo, en el caso de Maiakovski es la violencia con la que el poeta expulsa de su interior sus sentimientos más profundos lo que va a exigir también la ruptura formal del poema y con ella la radical innovación estética de la obra. Por otra parte, no debemos olvidar tampoco que esa reintroducción de la sentimentalidad dolorida del escritor en sus versos va a ser una de las características de la evolución de la poesía vanguardista a lo largo de la siguiente década y el punto de partida de la superación del Futurismo y el Dadaísmo por otras vanguardias posteriores como el Surrealismo.

     Vladimir Maiakovski se nos presenta así, en una fecha tan temprana como 1915 y en una región aparentemente tan periférica como Rusia, como un adelantado dentro incluso de su propia vanguardia. Los temas que trata en el poema -Dios, el amor, la guerra-, parecen más propios de un poeta romántico que de un joven líder del Futurismo pero la manifestación lírica de esos temas, con una absoluta libertad formal y creativa y una capacidad asombrosa para la plasmación de imágenes novedosas y poderosas sitúan al escritor a la cabeza de la poética de su tiempo.

     La flauta de las vértebras es una obra de juventud, escrita inmediatamente después de La nube en pantalones, el primer poemario de Maiakovski. El que luego se convertirá en el más famoso y reconocido escritor de la Revolución en esos momentos está buscando todavía su sitio en el panorama literario ruso pero tiene ya muy claro, como se ve en estos versos, que su poesía ha de romper con todas las convenciones estéticas previas y hallar un nuevo camino que él mismo debe construir con sus palabras. No es de extrañar, por lo tanto, que Maiakovski encabezara el movimiento futurista, el más revolucionario en la poesía rusa de las primeras décadas del siglo XX, a la vez que se unía a las expresiones políticas más extremistas de la revolución bolchevique. El desengaño personal, nuevamente mezcla de insatisfacciones personales y políticas, será el siguiente y definitivo paso en su trayectoria pero nada nos indica que el poeta tuviera intención de prefigurarlo aquí. Y sin embargo:

   “A menudo me digo:

y si dirigiera

la punta de una bala hacia mi propio fin…” [E. G.]